sábado, 1 de diciembre de 2012

LA CAJA DE PANDORA

En 1997 ve la luz por primera vez la revista literaria La Caja de Pandora, vinculada al Departamento de Lengua y Literatura del colegio Santo Domingo de Oviedo y subvencionada por la Consejería del Principado de Asturias.

Por sus páginas han pasado generaciones de jóvenes que compartieron la palabra con Ángel González, Antonio Gamoneda, Aurelio García Ovies, Rosario Neira, Luis García Montero, Almudena Grandes, Fernando Delgado y Víctor García de la Concha (entre otros, que colaboraron con la Caja de Pandora).

Trece años después, La caja de Pandora entra en la red para cederles la palabra a todos nuestros alumnos y darles la oportunidad de darse a conocer como autores que se adentran en sus experiencias personales, sus relaciones con el mundo y sus complejidades interiores. Caminos estos siempre transitados desde una perspectiva propia y con una variadísima polifonía de estilos.

Desde su lectura, os invitamos a la transparencia de sus sentimientos, al retorno a esos momentos que habitan para siempre en nuestros sentidos o a su poética del silencio.

"Si la literatura nos permite acercarnos más a nosotros mismos, de tal modo que luego podamos dar el paso de conocer a los demás, será lo vivido, lo aprendido, lo experimentado y lo sentido lo que les ayude a encontrar su lugar en la palabra..."

Sara Bárcena (Departamento de Lengua y Literatura)

viernes, 30 de noviembre de 2012

Portada original de la revista...


Zeus creó a Pandora a semejanza de las diosas,
Atenea la vistió con sus más hermosos ropajes,
las Gracias la cubrieron de flores y joyas,
Afrodita le dio su Belleza.

Pero Hermes la hizo mala y le entregó un cofre
con la orden de que no lo abriera jamás.
Después la envió a la Tierra. Pandora vivió muchos años en 
la Tierra junto al cofre sin abrirlo.

Pero un día su curiosidad no resistió la tentación...
La abrió y comenzaron a salir todos sus males que 
desde entonces pueblan la Tierra.

Cuando se dio cuenta de lo que había hecho,
Pandora cerró el cofre,
pero ya sólo quedaba dentro la esperanza.

viernes, 2 de septiembre de 2011

ARTE...


Sí, porque creemos en un arte libre, hecho con el corazón. Creemos un arte echo con la sangre, hecho con el sufrimiento, con la rabia. Un arte lúdico, pero a la vez profundo. Creemos en un arte que sea capaz de cambiar los corazones de la gente, que los alegre, que les de fuerza, que les haga sentirse vivos. Un arte que llegue directamente al espíritu de los hombres y al espíritu de las mujeres.


Un arte que nos haga más conscientes, que nos mejore como personas, que nos dignifique, que nos enseñe, que nos llene de sabiduría. Un arte universal con un lenguaje entendible por todos y cada uno de nosotros. Un arte sin fronteras, sin nacionalidades, sin razas. Creemos en un arte alquimista, creemos en la magia del arte...

jueves, 18 de noviembre de 2010

Rosario de Letras - Leticia Villamil

Este texto apareció publicado en el primer número de la Revista "La Caja de Pandora", 1997, en su primera época impresa.



A Ana, a Laura y a Mary:
por supuesto.


La A de amar, de haberte amado tanto que perdí el tiempo en busca de una camisa para alguien que no eras tú.
La B de buscar, de seguir buscando una atalaya de verdad, quizá donde la brisa sea cálida y pueda otear el horizonte.
La C de caminar, de poder caminar pero no querer. Atrás dejé algo más que la ropa en el tendal.
La D de dar, de querer dar, incluso, lo que no tengo.
La E de emocionarse, de llegar a casa sin más equipaje que un buen puñado de emociones: algunas nuevas, otras que no lo son tanto, pero que sirven para encender el fuego.
La F de felicitar, de llamar para felicitarte porque te han subido el sueldo, porque has acabado la tesis o, simplemente, porque te has levantado otra mañana más.
La G de gracias, de agradecerte el que de nuevo no te hayas olvidado o las lágrimas que me has ayudado a liberar.
La H de todos los sin. Ojos se escribe sin h porque con ella no ven, y ojos que no ven, corazón que no siente, eso decías, pero también aseguraban que la distancia es el olvido.
La I de imagen, de tener en la retina guardadas unas cuantas imágenes de aquel viaje y de aquel café.
La J de jugar, de lograr hacer de la vida un juego, de recuperar las muñecas de antaño y soñarte princesa.
La K de kilómetro, de hacerte kilómetros con un billete de tercera para pasar un par de horas frente al mar en unos brazos que vuelves a hacer tuyos.
La L de lugar, de no tener un sitio donde quedarse durante la tempestad.
La LL de llamar, de utilizar desde un teléfono hasta señales de humo pero llamarte, siempre llamarte.
La M de magia, de estirar el dinero y sacar siempre algo de la chistera, como los magos de la tele.
La N de nunca, de nunca nadie o todos siempre.
La Ñ de, no sé de qué, pero de algo, seguro que de algo.
La O de olvidar, de haberme olvidado entre las sábanas que sigues malherida y que las cicatrices duelen y no se cierran.
La P de partir, de que alguien te haya partido el alma en mil un pedazos o que hayas partido hacia una promesa de júbilo eterno.
La Q de qué, qué importa la lluvia o el sol, ¿qué?, una lista sobre la puerta y una fecha sobre un folio, ¿qué?
La R de robar, de poder robar algo, no se necesita precisar qué.
La S de soñar, de soñar que todo va a cambiar, que esta vez n ovas a perder el tren y mi S propia de soñar despierta con vos.
La T de tomar. Yo tomaré un café, por favor.
La U de una, una vez yo amé, una vez él quiso, una vez tú pudiste.
La V de vino, de él vino y se fue antes de llegar el alba como los buenos amantes o puede que la copa de tu vino haya sido el mejor estímulo para prolongar este almuerzo hasta...
La W de whisky, de se acabó el whisky de tanto celebrar o lo que es peor de tanto llanto.
La X de x, de una x en el partido del sábado y también la batalla diaria contra el asfalto.
La Y de yema, la yema del huevo que dos noches atrás me hiciste para cenar o las de mis dedos que perdieron sus señas de identidad de tantas caricias.
Y la Z de zapato, de zapatero a tus zapatos saber que debes dar la vuelta porque el terreno es pantanoso o de las sandalias con las que corriste el sueño de una noche de primavera, o quizá fue de otoño; el sueño, digo.

Leticia Villamil

De tu cuerpo... - María Corretgé

Este poema apareció publicado en el primer número de la Revista "La Caja de Pandora", 1997, en su primera época impresa.


De tu cuerpo
Me gustaban las alas.
Tú pensabas que no te miraba a ti,
Pero sí
Tus alas y sus bordes,
Como un hilo de niebla.
Eras rubio y blanco,
No como de este país,
Temía que al empezar a hablar
Sonase una lengua extrajera.
A veces,
Palabras difíciles
Se me quedaban ¿encasadas?
En la memoria.
De tu cuerpo me gustaba la boca.
Te cerrabas
Alrededor de una mesa de café,
Con un gesto concentrado
Para luego hablarme
De nada,
Y yo pensaba,
Yo deseaba
Que ojalá no estuviéramos allí,
Y que toda esta amarillenta realidad
Estaba bien, pero era un poco triste.


María Corretgé Fernández

Sangre y Carne - Ildefonso M. Vázquez

Este poema apareció publicado en el primer número de la Revista "La Caja de Pandora", 1997, en su primera época impresa.




Ildefonso M. Vázquez

Taller de Literatura y Música 2004/05

Un año - Pablo Tejón Castañón

Este poema apareció publicado en el primer número de la Revista "La Caja de Pandora", 1997, en su primera época impresa.

Un año.
Y ahora soy una mariposa sin
alas;
un mero gusano tarado.

365 muertos.
Y no nacerán suficientes flores
como para levantar
la capa de la tierra;
y así poder andar;
y así poder estar
erguidos;
Y así poder vernos de una vez
los pies


Ya nunca seremos
           f
           a
           r
           o
           s
aunque podremos ir a
los acantilados donde
será demasiado
fácil
tirarse.
Hasta que no quepa ni un solo cadáver
más en el mar
Grises
y
amarillas.
Sabéis que hace tiempo se pudrieron
en mi balcón - tiempo las azucenas.

Sé que este minuto me
pertenece;
lo mimo,
lo acaricio
y lo acuno suavemente,
mientras comienzo a sentir
la huella del eterno frío en la espalda.

Rompo mi instante de cristal
y sublimo los ciempiés
que ya corretean por ángulos
olvidados de mi piel.

Inhalo los pétreos
efluvios lunares y
cuando siento mi pecho
lleno de pétalos
puedo abrazar
    al fin
la LIBERTAD.

Pablo Tejón Castañón

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Escríbeme a Marzo - Yasmina Álvarez

Este poema apareció publicado en el primer número de la Revista "La Caja de Pandora", 1997, en su primera época impresa.


Qué pasión, que melancolía
tocó el corazón humano
para conducir la mano
del sueño a la poesía...
(Silvio Rodríguez)

Envíame una señal envuelta en una lágrima verde
y súbeme a ese tren que arrancó hace tiempo
desde la estación del mar.
Échame de menos cuando el poeta no te permita
venir a verme
y llórame cuando las cenizas de mi desesperación
vaguen por el mundo como hojas caídas desde la 
eternidad.
Empápate en la sangre de la rosa que mañana te
enviare
y niégame el beber del pozo de tu alma aún oscura.
Déjame creer en la pureza que te vió crecer y que
tanto añoras
y recuérdame cuando el sol ilumine de juventud
tu camino diario.
Regálame el perfume del azabache que corona tu
grandeza
y vísteme de jazmín tan sólo con tus brazos.
Ámame en tu silencio de confesionario vacío
y escríbeme.
Escríbeme a Marzo donde, desde hoy, viviré
eternamente.

Yasmina Álvarez

Río - Marcos Canteli

Este poema apareció publicado en el primer número de la Revista "La Caja de Pandora", 1997, en su primera época impresa.


Siento el río
que se desliza
entre tus manos,
su estación,
aquella
voz
como un pozo,
el tatuaje
de sus preguntas;
la arena hiriendo
la piel.


Marcos Canteli

Siempre o tremendo - Ricardo Fdez. Saavedra

Este poema apareció publicado en el primer número de la Revista "La Caja de Pandora", 1997, en su primera época impresa.


Con sus venas alrededor
De los días nacen espadas
Frágiles sueños dedos que llueven
El sol si se digna


A veces me duermo pensando
Lo inútil lo negro
Qué lejos Honduras
El ritmo del vals lo que quiero
Y no quiero
Veinte de Julio del Ochenta y Dos
No existe el regreso
Ciempiés de cemento
Las ojas más curvas
Tan seco el cerebro
Tan seco
Dos mariposas rojizas
Afilan mi cuerpo


Ricardo Fernández Saavedra

¿Qué dices...? - Mª del Rosario Neira

Este poema apareció publicado en el primer número de la Revista "La Caja de Pandora", 1997, en su primera época impresa.


¿Qué dices,
vo en la tarde
inexplicada voz;
qué dices
cayendo así tan dulce
por los párpados en la penumbra,
goteando luz
en las esquinas de la siesta?
¿Que dices
cantando para nadie?
¡Qué dices, qué suplicas,
qué cantas tú,
pequeña voz,
existiéndote?


Tú, soledad alada
regalándote al aire,
poblando de alma
la desolada ciudad
explicando el azul,
atando en el silencio 
todos los hilos rotos
del mundo inexplicado.


Mª del Rosario Neira Piñeiro

Quien sabe, amor... - Aurelio G. Ovies

Este poema apareció publicado en el primer número de la Revista "La Caja de Pandora", 1997, en su primera época impresa.


Quién Sabe, amor,
si un día
en tus ojos yo veo
mi vida que te busca
enfurecidamente
como una mar con viento.


Si en tus ojos,
un día,
me parece que veo
las tinajas de humo,
los bosques y los barcos
y las casas de cal
y las proximidades que envejecí soñando.


Si en tus ojos,
un día,
yo leo que no puedo
morirme
porque nos falta un verso.
Porque te necesito
para bajar despacio
de todos los poemas
que no desandaremos.
Para mirar las luces
del mundo
que se apagan
como una noche más
pero rotundamente.


Porque te necesito
sentada
a mi derecha
por si tuviera frío,
por si sintiera miedo,
por si pidiera agua,
por si quisiera que
me hablaras del pasado
mientras me dure el sueño
longevo de la muerte.


Quién sabe, amor,
si un día,
en tus ojos se enciende
alguna dirección como la de la infancia
con colores y cintas
y soles con visera
y caemos al límite de un paisaje con prisa
donde todo progresa
y pervive
regresando.


Si en tus ojos
escucho que unos guardias
excavan
imágenes y túneles
y caminos muy largos.
Y te miro y comprendo
que, en todo lo que existe,
las formas no son más
que mi capacidad
para reconocerte.
Y te miro y comprendo
que no quiero marcharme 
a no ser hacia el ámbito
de tu interior de amante;
a no ser que tú vengas
conmigo
y te me acuestes
con tu tierra y su peso
en la tierra que ocupo.


Quien sabe, amor,
si todo
es nada
finalmente.


Y la verdad más grande
de nosotros
es la mentira hermosa
que vivimos.


Aurelio González Ovies

domingo, 7 de noviembre de 2010

Ángeles de Sueños

Soñaban un abismo al borde de la luz
Y despertaban a la luna bañados en sal y arena
adormecidos a la orilla de la urgencia
Se buscaban adentro y se encendían
perdidos en sus ansias

Devoraban la vida acercando el horizonte
Se morían mirándose en cada palabra al roce
Se respiraban
Se contemplaban dormidos
Eternos en instantes cómplices en ternura
Nómadas fugitivos noctámbulos soñadores a la intemperie

Habían detenido el tiempo y los barcos y las huellas…

Se creían 
Tesa

Carpe diem...

Sara Canteli
                                                                      

viernes, 5 de noviembre de 2010

Luz Verde

Dolor, mi viejo amigo

Dame la mano, sufrimiento, dolor, mi viejo amigo.
Dame la mano una vez más y sé otra vez mi compañero,
como lo fuiste tantas veces en el oscuro atardecer.
Cruzaban las gaviotas sobre el cielo,
se ennegrecía el mar con la tormenta próxima.
Dame la mano una vez más, pues ahora sé
lo que entonces no supe. Sé recibirte sin rencor
ni reproche. Acepto tu visita oscura.

Es en mis ojos, sufrimiento, dolor,

donde laboras tu más fino quehacer,
donde ejercitas tu destreza, tu habilidadde orfebre
sin par. Allí
depositas al fin tu redención, pones como sobre un altar,
con delicadeza extremada,
tu hechura exquisita, y alzas, en medio de la noche, el milagro
lentamente a los cielos, la joya finísima,
el espectáculo de oro,
trabajado sin prisa, acumulada realidad que acomodas después
a mi nueva mirada.
Y es así como ahora, tras tu trabajo en la honda cueva,
en la recóndita guarida donde yo padecí tu febril creación,
es así como ahora
puedo mirar,
tras el mundo habitual, un mundo ardiente.

Arden las llamas de color tras el gris habitual,
tras de la oscuridad se encarniza la luz, se redondea el rosa,
esplende el animado carmín,
y todavía más allá, tras la trascendida apariencia, se ve
de otro modo, trasparentándose hacia una eternidad,
un país nuevo.
Un país nuevo, inmóvil en la luz,
tras de la oscuridad de mi agitada noche.



Carlos Bousoño

Canto a mí mismo...

Me celebro a mí mismo,
y cuanto asumo tú lo asumirás,
porque cada átomo que me pertenece, te pertenece también a ti.

Holgazaneo e invito a mi alma,
me tumbo y holgazaneo a mi antojo . . . mientras
observo una brizna de hierba veraniega.

Las casas y las habitaciones están llenas de perfumes . . .
los anaqueles están cargados de perfumes,
respiro yo mismo la fragancia, la reconozco y me gusta,
la destilación también me embriagaría, pero no he de
permitirlo.

( . . . )

Me iré a la orilla del bosque, me quitaré el disfraz y quedaré
desnudo,
me enloquece el deseo . . . el latido de mi corazón . . .
el paso de la sangre y del aire por mis
pulmones,
el olor de la hojas verdes y de las hojas secas, de la playa
y de las oscuras rocas marinas, del heno en el granero,
el sonido de las palabras que se pierden en los remolinos del viento,
algunos besos fugaces . . . algunos abrazos . . . brazos
extendidos,
el juego de la luz y sombra . . .

Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el origen
de todos los poemas,
poseerás lo bueno de la tierra y del sol . . . aún quedan
millones de soles,
nada recibirás ya de segunda o tercera mano . . . ni
mirarás a través de los ojos de los muertos . . . ni te
alimentarás de los espectros de los libros,
tampoco mirarás a través de mis ojos, ni aceptarás las cosas
que te digo,
escucharás lo que te llega de todos los lados y lo tamizarás tú
mismo.

( . . . )

Holgazanea conmigo en la hierba . . . desata el freno de
tu garganta,
no son palabras, ni música, ni versos lo que quiero . . . ni
costumbres, ni discursos, ni siquiera los mejores,
sólo me gusta el arrullo, el murmullo de tu voz
aflautada.

( . . . )

Soy el poeta del cuerpo,
y soy el poeta del alma.
Los goces del cielo están conmigo y los tormentos del
infierno están conmigo,
los primeros los injerto y multiplico en mi ser . . . los
últimos los traduzco a una nueva lengua.

Soy el poeta de la mujer tanto como del hombre,
y digo que es tan grande ser mujer como ser hombre . . .

( . . . )

Soy el que camina con la tierna y creciente noche;
llamo a la tierra y al mar invadidos a medias por la noche.

¡Abrázame fuerte, noche de senos desnudos! ¡Abrázame
fuerte, noche magnética y nutricia!
¡Noche de vientos del sur! ¡Noche de grandes astros solitarios!
¡Noche silenciosa que me llamas! ¡Loca y desnuda noche de
verano!

( . . . )

¿Hablarás antes de que yo me vaya? ¿Te decidirás demasiado
tarde?

Me entrego al barro para renacer de la hierba que amo . . .

Apenas comprenderás quién soy y lo que significo . . .

Si no consigues encontrarme al principio, no te desalientes,
si no me encuentras en un lugar, busca en otro,
estoy en alguna parte esperándote.



Walt Whitman. Hojas de Hierba

El Hada Ignorante y el Unicornio

Sara Canteli
Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,
Sino seguir siempre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
 



Luis Cernuda

Ahora

Andamos por calles que no conocemos,
donde el pavimento de los sueños se desvanece
como el color de las ventanas o el sonido de los pasos,
todo
desaparece con el tiempo...
Los niños que juegan en la calle
dejan su juventud imberbe y
cambian de bando,
cuando están lloviendo lágrimas de papel
con gente que pasa de largo, y no ven…
Mientras la iglesia del barrio cierra
a falta de domingos soleados.
Y en el cielo, las gaviotas vuelan en busca de otro hogar,
cerca, en un horizonte de puntos suspensivos…
Y yo, mientras tanto, me pierdo
entre el aire de tus palabras.

Pero…

Ahora, será el momento de llegar tarde a los sitios,
perderse por las calles que fueron nuestras.
Ahora es el momento de cumplir las palabras,
de beber mientras escribes:
Soñar que aún es todavía…
Leer ese autor que escribe poesía.
Es el instante de escapar hacia atrás,
al inicio… Porque el final no me interesa…Es tiempo de resistir, es el momento de saltar más que nadie,
besar, abrazarnos como nunca lo hicimos, fumar con un desconocido…
Porque ya es la hora de respirar el humo que no es nuestro,
es conocer el final del cuento de la pipa,
o saber que ‘Cualquier tiempo pasado fue peor’.
Es el instante de recordar a tus amigos, que con el tiempo se convirtieron en
tabaco y nostalgia…
Es el tren que murió en la vía… La vez que no te dije adiós en la estación de tus ojos…
Porque ya es hora de perderse,
quiero ser uno contigo,
ciudadano de muchos lugares al tiempo,
y aprender a volar sin el aire necesario…
Y, de repente, estoy viajando sin hoja de ruta…



Manuel Menchaca

Un mar de estrellas

Mis ojos son un mar de estrellas, pequeñas notas silenciosas, luces del infinito pentagrama de un cielo nocturno.
¿Quién me acompañará en este mirar absoluto?
Mi corazón de columpio, mi corazón de noria, mi corazón… caballito de mar cabalgando sobre la ola del tiempo, en un mar de tiempo, hacia una isla de tiempo...
¿Quién me acompañará en este mirar de tiempo y agua?
Qué silencio… de río y risa.
Me dejo caer por mi mirada de abismo y cada lágrima es un recuerdo... Pero no hay álbumes de tiempo… de abismo…
Qué silencio… de tiempo.
Y cada lágrima es parte de un secreto. Pero no hay álbumes para los secretos…
Qué silencio… de enredadera.
Silencio de palabras pequeñas, de migas de pan, de alas de colibrí… Silencio sobre el que camina mi mirada de violetas húmedas, de madreselvas, de jazmín blanco.
Qué silencio… de luz. Pero no hay álbumes para la luz… ni para el jazmín blanco…
Qué silencio de pan caliente y de abrazo. Pero no hay álbumes para los abrazos…
Y ahora que me sé abismo y tiempo, ahora que he regalado mi silencio de miel y lana cálida, ahora que soy silencio sonoro, palabra pequeña, alas de colibrí, agua, caballito de mar, ola del tiempo, estrella, risa, abrazo… Ahora… Ahora… mi palabra.

Davide

No es que muera de amor...


No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Me muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
Inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

J. Sabines

Isla para náufragos

Quisiera estar rodeada de agua por todas partes,
como una isla,
tener tiempo para escribir mis sueños de ciudades blancas
o las cartas que me invento cuando paseo…


Que en el silencio de mi alma oiga yo tu voz
para no sentirme náufrago
en esta isla
en la que me he instalado
o me habéis abocado
sin saberlo siquiera


Mañana
cuando amanezca
emprenderé un largo viaje
no pienso decidir mi destino
mejor dejarse llevar
como la corriente del río


Abandono esta playa que soñé un día de invierno
os dejo mis pertenencias enterradas… buscadlas antes de que suba la marea


Os agradezco las hogueras y los susurros bajo las estrellas…
he aprendido que la soledad es a veces la mejor compañera… pero queridos amigos
me voy con un deseo sincero
que en el silencio de mi alma oiga yo vuestra voz
que sea el eco del faro para la vela de mi barco
que no entiende de tierra
que se deja llevar por la marea…
por la verde marea…
A lo lejos
diviso…

Tesa

jueves, 4 de noviembre de 2010

Secretum


Deseaba quedarme, ser palabra contra el olvido (…) Gozaba pensando en que sabría de mí, en aquello que escribía y era como si le hablase desde lo más profundo y vivo de mí. Como si estuviésemos unidos en la difícil búsqueda de la palabra (…) Existían palabras como fe, o incluso confianza, que tardarían mucho en llegar a sus labios porque había conocido la ida de lo que amaba y cuesta volver a sembrar el corazón, da miedo pensar que otro imposible lo hiera y lo convierta en llaga. (…) ‘Siempre hay algo que puede atraparse y es hermoso’ (…) Siempre era también ahora golpeando el imposible…

(...)

…Es hermoso permanecer en la palabra, inspirarla y defenderse en ella del olvido. Dejarla en vida… y es lamentable, falsear, pisotear una vida que se abrió a la palabra.
Siempre hay algo que puede atraparse y es hermoso...

(...)

- El tiempo... puede que el tiempo, si es que vive, cierre todas sus heridas.
- No creo que quiera cerrarlas. A veces una herida es hemosa y se cultiva interiormente, se cierra uno con ella, y sólo vagamente se vislumbra en los ojos, se hace en ellos vida para los demás si saben mirarlos. Ninguna herida importante desaparece por completo. Siempre queda una señal que late y en ocasiones se renueva en otra herida.

(...)

- ¿Qué piensas? -me dice.
- En ti -respondo.
- ¿Y por qué no me lo dices? -sonríe.
- Es difícil. Con frecuencia se piensa lo que no puede decirse, al igual que se siente lo que no puede expresarse. Es una distancia que no salva la palabra y nos incomunica.
- Yo creo -me señala- que todo puede decirse.
- No, no es así. La palabra es rebelde, está frecuentemente poseída por millones de voces ajenas y cuesta muchísimo trabajo individualizarla, hacerla propia y cargarla únicamente con nuestro sentido.

Siento la duda en sus ojos, su no creerme y ser capaz de convertirme en río. Y nuevamente pienso en mi derrota, en que debería gritarle mi impotencia hasta que la realidad derritiese la cera que una ilusión depositó en sus oídos. Pero tampoco yo creo en esa realidad y pienso que mañana (yo sí tendré mañana) es infinita lejanía.

Antonio Prieto (Secretum)